sábado, 29 de marzo de 2014

LA HISTORIA DEL NACIMIENTO DE DANIELA CONTADA POR SU PAPI

Hola amigas!!!

Quiero compartir con vosotras el relato del nacimiento de DANIELA.
Todos los relatos que publico en este BLOG son especiales para mí, y éste lo es por partida doble.
Es un relato que está contado dos veces. Nos lo cuenta DIANA tal y como lo vivió en su papel de MADRE y nos lo cuenta su marido, tal y como lo vivió en su papel de PADRE.
Gracias a a los dos, porque con vuestro relato conoceremos también la vivencia del nacimiento de un hijo desde el corazón del padre, del que se olvida muchas veces el importante papel de apoyo que puede llegar a desempeñar en el momento del parto.
Gracias Diana por creer en ti, confiar en la sabiduría de tu cuerpo y ofrecerme el regalo de acompañarte durante tu embarazo del que guardo como sello inconfundible, tu imborrable sonrisa.
Consuelo. Centre Lluna
https://www.centrelluna.com/




"...Daniela ha sido una niña deseada, buscada y querida desde antes de nacer. Es la guinda de una relación estable, de respeto y de mucho sentimiento. Cuando mi mujer en plena madrugada me comunicó la buena nueva, se ponía en marcha una maravillosa cuenta atrás que culminaría en su nacimiento, y para ello debíamos estar preparados en todos los sentidos.

A mí me daba mucha tranquilidad pensar en mi mujer, en cómo afronta los retos que se le presentan, su preparación, su implicación, su saber estar cuando se requiere, ya que entre sus muchas virtudes hay una que admiro por encima del resto, su fuerza mental. Ha sido siempre una triunfadora y esta vez no lo iba a ser menos. Pero a pesar de ello iba a experimentar muchos cambios y situaciones complicadas, y mi obligación era ser su apoyo, su motivador, hacerle reír, disfrutar junto a ella de tan maravilloso momento.

Para mi sorpresa no era el único que iba a contribuir a ello. A los pocos meses de embarazo y siguiendo con su preparación se apuntó a clases de pilates, en el Centre Lluna, donde encontraría a Consu, una persona muy especial que en adelante sería un apoyo muy importante.

Al igual que hacía yo desde casa, Consu ayudaba a comprender el parto como algo maravilloso, y no como una experiencia traumática y dolorosa como se tiende a contar. Ha sido una gran motivadora en este proceso, colaborando enérgicamente en su estado de ánimo así como en su preparación psicológica.

Aunque es obvio que como hombres jugamos un papel mucho más cómodo durante el embarazo y reconozco que no seríamos capaces de llevarlo con tanta elegancia de principio a fin; ni tan siquiera puedo imaginarme lo “gallinas” que seríamos durante el parto, en ocasiones no es fácil desempeñar este rol. Por mucho que queramos o preguntemos nunca sabremos lo que se siente al portar una vida en nuestro vientre. Nuestra tarea consiste en atender sus necesidades, mimarlas y convencerlas de que todo va a salir bien. 

Una vez superada la fecha en la que debíamos salir de cuentas, tuvimos que esperar 5 días más, y el gran día llegó. A las 6.30 mi mujer me despertaba para decirme que había roto aguas y desde ese momento se erigió como la gran protagonista, como una auténtica heroína dispuesta a resolver el trámite del parto con matrícula de honor. Pasaron 17 horas, conectada a monitores y con una vía, en las que tuvo que superar diversas pruebas físicas que le iban agotando y lo que era más duro, superar mentalmente que su idea de parto deseado, se alejaba, que éramos los únicos que creían en ello. Desde las 8.00h sabíamos que en la posición en la que se encontraba colocada Daniela no podría superar un parto natural y por tanto vendría por cesárea. Después de todos sus esfuerzos, nuestra hija nacería en un quirófano y no podría tenerla en sus brazos en el momento de nacer. Sentí ganas de llorar cuando fui a comunicárselo a nuestros familiares, pero no podía venirme abajo. 

Entonces sucedió; y para ello resumiré ese momento sirviéndome de un símil futbolístico, que no podría ser otro que el gol de Iniesta en la final del mundial. Cuando todo apuntaba a que nuestro destino se decidiría a la lotería en los penaltis, y todos nos preparábamos para vivir esa angustia, faltando 4 minutos para el final todo nuestro esfuerzo tuvo su recompensa, ¡gol! ¡Y campeones del mundo!

Así fue en nuestro caso. Todos los presentes habíamos perdido la esperanza, excepto mi mujer que se empeñó en continuar empujando y gracias a su esfuerzo y a la maniobra de una matrona que se incorporaba a su trabajo entonces, Daniela colocó al sitio su cabecita.

Tras una hora de expulsivo, entre contracciones y pujos sobrenaturales Daniela llegó al mundo. Este es el resumen de ese momento, pero durante el mismo no se puede comprender de dónde sacan las mujeres esa fuerza, quedé absolutamente asombrado de ver su sacrificio, de cómo aguantaba sin respirar y haciendo fuerza al mismo tiempo durante tanto rato.

Maravillado por todo lo acontecido, cuando vi a nuestra pequeña no me abordaron todos esos sentimientos de los que tanto me habían hablado, sólo podía pensar en la admiración que sentía por mi mujer, por su coraje, su ímpetu y por cómo una vez más había logrado su objetivo, dar a luz de forma natural y ser la primera persona que tomara en brazos a Daniela. 

Mi primer momento de padre, donde sentí felicidad, sentí orgullo, responsabilidad e incluso miedo no fue hasta pasadas tres horas de su nacimiento, ya en planta, en nuestra habitación. Mi mujer dormía rendida después de luchar durante todo un día por su parto anhelado, ya no podía oír un débil llanto de nuestra pequeña, que pedía atención. Pero no era necesario, ella había cumplido con creces y esto ya era cosa de dos; y ahí estaba yo, inexperto, aterrorizado pero dispuesto a hacer todo lo que fuera indispensable. La tomé en mi brazo y por fin pensé que era mi hija, nuestra hija y que en adelante mi vida giraría en torno a ella.

Nunca olvidaré ese día, siempre formará parte de mí y nunca podré estar suficientemente agradecido a mi mujer por dejarme formar parte de tan bello momento, por hacerme el regalo más bonito que me han hecho en mi vida..."

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