domingo, 23 de julio de 2017

EL NACIMIENTO DE ARIADNA

Una vez más comparto con vosotras este maravilloso relato de una Mami Luna.
La mamá se llama Begoña y su preciosa hija Ariadna.
Preparadas para una experiencia intensa, reconfortante y salvaje?
Muchisimas gracias Begoña por tu generosidad y tu sabiduría!!!
Aquí os dejo su relato espero que lo disfrutéis!!!


¡Hola a todas las mamás y futuras mamás Luna!

Me gustaría compartir con vosotras mi segunda cita a ciegas con mi segundo gran amor de mi vida :
No quiero extenderme mucho pero no quiero dejarme ningún detalle importante en el tintero porque esta experiencia ha sido la más bonita y salvaje que jamás había experimentado antes.

Antes de empezar, me gustaría deciros que desde que me enteré que estaba embarazada, jamás sentí miedo al parto, todo lo contrario. Lo trataba con respeto y lo consideraba como el último paso a dar para poder reunirme con ella, con mi segunda hija.
Me remitía a él como ese proceso natural que por fin nos iba a reunir y considero que el miedo al parto, no es nada bueno y nos puede jugar una mala pasada.

Ahora si.... mi parto fue inducido por haber sido diagnosticado un CIR en mi bebé de grado 1.
Dejando los términos médicos a un lado, lo que mi hija tenía era un crecimiento intrauterino retardado y estaba con un peso muy bajito respecto a su edad gestacional debido a un mal funcionamiento del cordón umbilical.
Por ello, los prpfesionales decidieron aguantar como mucho hasta la semana 37 de gestación.
Así se hizo, el viernes 30/06/2017, ingresé para empezar con el proceso de prepeparación mediante la administración de prostanglandina vía vaginal. Esto prepararía el cuello del útero y lo dejaría favorable para que se borrara con más facilidad.
Ese mismo día estuve con controles en monitores cada 3-4 horas y con contracciones flojas hasta las 4:00 de la mañana que ya pararon y me dieron tregua para poder descansar un par de horitas.
Al día siguiente, sábado 01/07/2017 me administraron la oxitocina a las 9:00 de la mañana y me conectaron al monitor hasta que llegó el expulsivo.
Hasta las 11:30 de la mañana no notaba nada diferente, me movía todo lo qur los cables podían permitirme, me sentaba a la pelota, practicaba algunos movimientos de danza del vientre y me acariciaba la barriga mientras le hablaba diciéndole que moría de ganas por verla y poder abrazarla.

Como parecía estar estancado el proceso, la matrona me planteó el romper un poco la bolsa para que la cabecita descendiera un poco más y asi se desencadenara el parto y yo acepté.
Sobre las 11:45 de3 la mañana me hizo un tacto, seguía de tan sólo 1,5cm de dilatación y procedió a romper un poco la bolsa. Recuerdo como si fuese ese mismo día que en ese mismo instante, mientras me incorporaba para bajar de la pelota, vino mi primer onda uterina llena de amor y de dolor.... ya no eran como antes, el parto había empezadao, mi corazon se aceleraba y las emociones invadían la sala de dilatación.
Nada más sentarme en la pelota tuve ondas uterinas bastante dolorosas y molestas, me centré en la respiración y en los movimientos que mi cuerpo estaba haciendo mientras mi marido me acompañaba y me frotaba la espalda baja para aliviar el dolor... (las manos le ardían de tanto frotar jaja)
En cesar esas ondas uterinas con tregua para poder recuperarme entre una y otra, llegaron tres que me hiceron perder la fuerza, el equilibrio, la fortaleza como mamífera y como mujer.
No podía respirar entre una y otra y empece a flaquear y a llorar.
En ese mismi instante, no me sentía capaz, debo confesarlo.
La matrona me sugirió hacerme un tacto para ver como iba, estaba de 5cm y pensé que mi cuerpo no aguantaría 5cm más con ese dolor tan intenso.
Pedí la epidural, sentía que otra onda uterina más y perdería el conociento porque notaba que mi cuerpo estaba en otra dimensión.
La matrona salio para prepararlo todo y vino otra onda uterina que lo arrasó todo y me lleno de fuerza y vitalidad de nuevo... durante esos minutos sentía que me iba a partir en dos, sentía a mi hija descender cada vez más hasta que de repente le dije a mi marido gritando:
  • ¡Ari ya está aquí, necesito empujar, su cabecita ya quiere asomar!
Mi marido me miró y me dijo:
  • Intenta relajarte, quizás sea solo una sensación, hace 5 minutos estabas de 5cm sólo....

Evidentemente lo que yo sentía era que necesitaba empujar porque su cabecita ya estaba asomando, así que corriendo salió mi marido para llamar a la matrona, yo me tiré encima de la cama para ir empujando y cuando la matrona entró y nos dijo:
  • Venga Begoña, Ari ya está aquí, estás en dilatación completa y la cabecita asoíma. La epidural ya no hace falta.

Entonces mi cuerpo se relajo, la sentía ahí, sabía que era cuestión de minutos y la felicidad y las ganas por olerla y abrazarla hizo que mi cuerpo trabajara tal y como estaba diseñado.
Con un empujón salió su cabecita, tuve que parar porque venía con una vuelta de cordón en el cuello y todo liado por su cuerpecito.
Una vez retiró el cordón volví a empujar, salió un poco más y empezó a llorar estando medio cuerpo fuera de mi y la otra mitad dentro y con el último empujón, Ari vino al mundo.
Tan sólo tuve un desgarro pequeño y me dieron 3 puntos de sutura.
Jamás olvidaré ese momento, esa experiencia de sentirte sobre mí mientras todavía nos unía el cordón umbilical que nos había mantenido unidas durante casi 9 meses y tu que papá pudo cortar.

La primera contracción empezó a las 11:45h y nació a las 12:45h.
Cortito pero muy intenso, reconfortante y salvaje.
Ari nació y con ella yo renací.
Gracias por haberme elegido como mamá.

En este relato no puedo olvidarme de todo el personal sanitario que me atendió y de la matrona maravillosa que hizo que todo fuera tan fácil respetándome desde el minuto 0.
Y a tí que te convertiste en papá por segunda vez en el día de tu cumpleaños, gracias por ese saber estar, esa paciencia y tranquilidad que transmitías en todo momento. Sin más, gracias por dejarme ser yo una vez más.


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